miércoles, 30 de marzo de 2011

PRENSA. "¿Qué tiene que ver Auschwitz con Bengasi?", por Moisés Naím. TEXTO PARA ACTIVIDADES

Moisés Naím

¿QUÉ TIENE QUE VER AUSCHWITZ CON BENGASI?
MOISÉS NAÍM 27/03/2011 (“El País”)

   ¿Qué hubiese pasado si en la II Guerra Mundial los aliados hubiesen bombardeado las cámaras de gas o las líneas de ferrocarril que llevaron a millones de inocentes a la muerte en Auschwitz y otros campos de exterminio? No se podía. No sabíamos. Hubiésemos distraído recursos de otros frentes. No era una prioridad estratégica. Estas son algunas de las respuestas que se le han dado a esta difícil pregunta. En Auschwitz fueron asesinados más de un millón de hombres, mujeres y niños.
   En Bengasi pudo haber pasado algo parecido. Claro que las magnitudes y circunstancias son muy diferentes. En Bengasi viven 700.000 personas y, de haber entrado las tropas leales a Muamar el Gadafi a cumplir la misión que les encomendó -"eliminar a las ratas grasientas"- seguramente no hubiesen asesinado a toda la población de esa ciudad. Pero el dilema es el mismo. ¿Deben otros países intervenir militarmente en una nación para impedir el exterminio de miles de inocentes? No lo hicieron en Ruanda, donde 800.000 civiles fueron masacrados en 1994, ni tampoco en Srebrenica, donde las fuerzas armadas serbias asesinaron en 1995 a 8.000 hombres y adolescentes bosnios.
   Estos conocidos episodios son relevantes para el debate sobre la intervención extranjera en Libia. A Barack Obama se le está criticando ferozmente tanto por haber intervenido como por haber tardado en hacerlo. Por haberse integrado en una coalición internacional, en vez de haber actuado unilateralmente. Por haber permitido que, en la etapa inicial de los bombardeos, los aviones y misiles norteamericanos tuviesen el protagonismo. Por haber intervenido sin saber quiénes son los rebeldes libios y cuáles sus motivaciones y alianzas. Por carecer de planes para una Libia pos-Gadafi. Por la hipocresía de actuar en Libia y no en Bahréin (donde EE UU tiene una importante base naval). Pero la crítica más fundamental a Obama es que la situación en Libia no afecta a los intereses vitales de Washington y, por tanto, es inaceptable gastar dinero y arriesgar vidas estadounidenses en ese conflicto. Ni siquiera el petróleo lo justifica, dicen los críticos. Libia extrae solo el 2% del total mundial, y Gadafi tenía excelentes relaciones con las petroleras extranjeras. ¿Y cómo termina esto? ¿Actuará EE UU, de aquí en adelante, como el gendarme mundial que interviene militarmente cada vez que un dictador masacra a su pueblo? ¿Lo haría en China, si hay una revuelta y el Gobierno la reprime como lo hizo Gadafi? ¿En Rusia o Venezuela?
   Detrás de estas críticas hay tres suposiciones básicas: la primera es que un jefe de Estado solo debe actuar cuando dispone de información completa y confiable. La segunda es que la consistencia y los criterios universalmente aplicables son posibles (y deseables) en las relaciones internacionales. Y la tercera es que los criterios morales no pueden tener mayor peso en el brutal mundo de las relaciones de poder entre países. Las tres suposiciones son erradas.
   Las decisiones importantes que se toman con una información completa y totalmente confiable son excepcionales. La norma es que los jefes de Estado actúen casi siempre sin tener todos los elementos, ya que el coste de esperar a tener información completa puede ser demasiado alto. Por otro lado, la consistencia en todas las actuaciones no es posible y, con frecuencia, es poco deseable. Por ejemplo: Estados Unidos hostiga a la Junta Militar de Myanmar por sus violaciones a los derechos humanos, pero recibe con honores a los mandatarios chinos. El doble rasero es obvio. ¿Preferimos entonces que, para evitar esta contradicción, Washington deje de presionar a los carniceros de Myanmar? ¿O que se agrave el conflicto con China? Todos los países que interactúan ampliamente con el resto del mundo se enfrentan a dilemas que no pueden ser resueltos tratando de ser totalmente consistentes.
   Finalmente, está el peso que se le da a la decencia en la definición del interés nacional. Exigir que la moral sea la guía única en la conducta internacional de los Estados es ingenuo. Los intereses económicos, militares y geopolíticos siempre van a primar. Pero tenerlos como único factor y olvidarse de lo que nos define como seres humanos es inaceptable. Defender principios humanitarios fundamentales también debe ser parte del interés nacional de todo país decente. Afortunadamente para los libios, en este caso prevaleció la decencia. Y no importa que lo que venga después de Gadafi también sea indecente. Es un riesgo que vale la pena correr.

ACTIVIDADES:
1. Resumen.
2. Ideas principales de cada párrafo.
3. Organización de ideas.
4. Tipo de texto.
5. Tema/Tesis.
6. Significado de las palabras subrayadas.
7. Algunos elementos lingüísticos que expresen subjetividad.
8. Breve valoración-opinión.

jueves, 10 de marzo de 2011

POESÍA. RENACIMIENTO. Fragmento de la "Égloga III", de Garcilaso de la Vega

Garcilaso de la Vega

Cerca del Tajo, en soledad amena,
de verdes sauces hay una espesura,
toda de yedra revestida y llena,
que por el tronco va hasta la altura,
y así la teje arriba y encadena,
que el sol no halla paso a la verdura;
el agua baña el prado con sonido
alegrando la vista y el oído.


Con tanta mansedumbre el cristalino
Tajo en aquella parte caminaba,
que pudieran los ojos el camino
determinar apenas que llevaba.
Peinando sus cabellos de oro fino,
una ninfa del agua do moraba
la cabeza sacó, y el prado ameno
vido de flores y de sombra lleno.


Movióla el sitio umbroso, el manso viento,
el suave olor de aquel florido suelo.
Las aves en el fresco apartamiento
vio descansar del trabajoso vuelo.
Secaba entonces el terreno aliento
el sol subido en la mitad del cielo.
En el silencio sólo se escuchaba
un susurro de abejas que sonaba.


ACTIVIDADES:

   Aunque el fragmento esté compuesto por tres estrofas, y cada una de ellas tenga autonomía métrica, las consideramos como un todo significativo.

1. Delimita con claridad las partes descriptivas y narrativas (fíjate, de momento, en los verbos empleados: clasifícalos).
2. ¿Cuál de esas partes consideras que es más significativa (tanto a nivel cuantitativo como cualitativo?).
3. ¿Es importante lo anterior para indicar el tema del fragmento? Enúncialo.
4. Fíjate, a nivel lingüístico, en lo siguiente: elementos de la naturaleza en los que se centra el poeta; palabras y/o expresiones que sean típicamente descriptivas.
5. Busca las definiciones de las siguientes figuras retóricas: hipérbaton, encabalgamiento, metáfora, aliteración, onomatopeya. Localiza los hipérbatos del poema y fíjate -de manera razonada- en si entorpecen o no -y cuánto- la comprensión del poema. Localiza los encabalgamientos y di para qué sirven. Localiza las metáforas: ¿son muchas o pocas? ¿Son tópicas de la época? Localiza una aliteración y una onomatopeya: ¿qué características tienen?, ¿para qué sirven?
6. ¿Cómo se unen en el poema lo real y lo ficticio? ¿Qué tienen que ver con la época en que está compuesto el poema?
7. Tanto desde el punto de vista significativo como (y sobre todo) del lingüístico, comenta el ritmo y el tono del poema. Relaciónalo con la época.
7. Fíjate en la métrica de los versos y en la rima de cada estrofa; a partir de ese análisis, ¿qué tipo de estrofa es? Búscala en otros poemas de la época.
8. Por último, con todo lo visto en las actividades anteriores, haz un resumen y una valoración del poema.